jueves, 5 de septiembre de 2013

Los soldados que mataban a sus oficiales.

La Guerra de Vietnam, conocida por muchos como la única guerra que los Estados Unidos de América han perdido (aunque eso no es del todo cierto, véase el conflicto del intento de invasión de Cuba por la Bahía de Cochinos por parte de la CIA en 1961, entre otros), ha sido uno de los conflictos armados más famosos del siglo XX, y tras un conflicto célebre, hay historias célebres e impactantes como la que me dispongo a relataros.   
La Guerra de Vietnam, ampliamente retransmitida por los medios de comunicación internacionales pero sobre todo norteamericanos, estuvo marcada por la protesta desde su comienzo. Los hippies de la década de 1960 protestaron contra esta guerra, demandando la paz mundial y la vuelta de los soldados yankees a casa; además del resto de la población civil y, curiosamente, la de los propios soldados americanos que se encontraban combatiendo en Vietnam a un enemigo que apenas conocían con claridad. 

A medida que el conflicto se hacía más y más largo y los estadounidense tomaban conciencia de que no podrían lograr la victoria, la moral y la disciplina de los soldados desplegados en Vietnam se fue a pique. Tras el anuncio de una retirada progresiva de las tropas, los actos de desobediencia militar comenzaron a ser frecuentes.
Así, nació un peligroso fenómeno conocido como "fragging", consistente en atacar a un superior en la cadena de mando con la intención de asustarlo o matarlo mediante el uso granadas de fragmentación, como indica el nombre del fenómeno. Utilizar granadas hacía algo más difícil el reconocimiento posterior del soldado autor del crimen o extorsión, por no decir que durante una guerra muchos mueren, presumiblemente a manos del enemigo. Y digo "presumiblemente". 
Las víctimas del "fragging" eran oficiales incompetentes que ponían en peligro a sus hombres por diversas razones (fanáticos, suicidas que arrastraban a sus soldados en su propia búsqueda de la gloria, así como oficiales racistas que discriminaban a los soldados afroamericanos). El “fragging” se desarrollaba en dos fases. La primera consistía en dejar un pasador de granada de fragmentación sobre la cama del oficial, como aviso. Si el oficial en cuestión no cambiaba su actitud hacia sus hombres, simplemente se le asesinaba, completando así la segunda y, a veces, innecesaria fase si el oficial tenía un poco de sentido común. 

En medio de una guerra tan sumamente impopular, con la moral de las tropas por los suelos y en un contexto de abuso de drogas, tensiones raciales y rebelión de la juventud americana, se calcula que entre 1970 y 1971 hubo 363 casos de "fragging" contra oficiales americanos en Vietnam. La mayoría de los autores nunca fueron identificados ni sancionados, pero se han registrado 71 casos de soldados condenados por estos crímenes.

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