miércoles, 21 de noviembre de 2012

Sobre judíos, palestinos y franjas.

Todos hemos oído y visto las noticias durante los últimos días, acerca del creciente conflicto en la Franja de Gaza entre militares israelíes y activistas palestinos. Diariamente oímos que niños, mujeres y hombres palestinos mueren a causa de los incesantes bombardeos a esta región por parte del ejército de Israel. Me dispongo a resumir brevemente la historia de un conflicto que no es de ayer por la tarde, ni mucho menos; y, finalmente, a dar una opinión personal al respecto.

LA HISTORIA:

Comenzaré, basándome en fuentes de información vía web, describiendo el lugar de los hechos, la Franja de Gaza. Este territorio de apenas 360 kilómetros cuadrados se encuentra situado en Oriente Próximo, al suroeste de Israel. Junto con Cisjordania, forma los que son llamados Territorios Palestinos. La Franja de Gaza tiene 11 kilómetros de frontera con Egipto, y 54 kilómetros con Israel. Con millón y medio de habitantes palestinos, la Franja de Gaza es hoy un territorio calificado como "cárcel" por diversas fuentes, desolado por el actual conflicto, en la que las condiciones de vida son precarias, y cuyos habitantes dependen en un 80% de la ayuda humanitaria.

Este territorio fue, entre 1917 y 1948, parte del Mandato Británico de Palestina. Con el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, y tras el terrible holocausto judío perpetrado por la Alemania nazi de Adolf Hitler, el pueblo judío que antes de la guerra residía en países europeos partícipes en el conflicto, se encontraba desolado. Lo había perdido todo; hogares, familiares, amigos, etc. Este pueblo judío, que desde antaño había estado emigrando de un lugar a otro como consecuencia de diversos sucesos históricos (como es el caso de la Reconquista en la Península Ibérica, concluida en 1492, por parte de los reinos cristianos del norte de la misma, que expulsaron a musulmanes y judíos de sus territorios; o como es el caso del ascenso al poder del Partido Nazi en Alemania en 1933), tenía una necesidad básica desde hacía ya mucho tiempo, pero más en su situación en 1945: un territorio en el que asentarse y constituirse como sociedad y nación. 

Así, en 1947, la ONU presenta el Plan de Partición de Palestina entre árabes y judíos, mediante el cual, la Franja de Gaza quedaba bajo dominio árabe y se le concede al pueblo judío un territorio en el que asentarse. Con este plan, se le puso fecha de caducidad al Mandato Británico de Palestina: 15 de Mayo de 1948. El 14 de Mayo, y tras la retirada de las tropas británicas de la zona, fue proclamada la independencia del estado de Israel en la ciudad de Tel Aviv, que fue reconocida tanto por los EEUU como por la URSS, y otros muchos países. Sin embargo, tras esta declaración de independencia, una coalición formada por tropas libanesas, egipcias, sirias, iraquíes y transjordanas comenzaron la invasión del recién proclamado estado israelí, reclamando el terreno palestino original, comenzando la Guerra Árabe-Israelí de 1948, que terminó con el dominio egipcio en la Franja de Gaza, y la victoria de Israel, que logró mantenerse en el territorio otorgado en la partición de Palestina. 

El conflicto en la Franja de Gaza, lejos de acabar definitivamente, reapareció en la década de los sesenta. Más concretamente en 1967, cuando Egipto comenzó a ejercer una gran presión en su frontera con Israel, acumulando tropas en la misma. Israel, ante la amenaza de una invasión inminente, ejecutó un ataque preventivo contra las fuerzas aéreas egipcias, hecho que causó los ataques de las ciudades israelíes de Jerusalén y Netanya por parte de una coalición árabe formada por Jordania, Siria, Irak y, efectivamente, Egipto. Comienza así la Guerra de los Seis días, entre el 5 y el 10 de Junio de 1967, que culminaría con la victoria de Israel y la anexión a la misma de los Altos de Golán, Cisjordania, la península del Sinaí y, cómo no, la Franja de Gaza. 

El dominio de Israel en la Franja de Gaza se extendió hasta 1994, cuando se firmaron los Acuerdos de Oslo entre Israel y la OLP (Organización para la Liberación de Palestina). En dichos acuerdos se reconocía el autogobierno palestino en los territorios de la Franja de Gaza, que quedaría libre de tropas israelíes. 

Será en el año 2000 cuando comiencen los enfrentamientos violentos entre la población palestina y las autoridades israelíes, a raíz de la visita de Ariel Sharón, el entonces líder de la oposición israelí a la zona de la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al-Aqsa, en Jerusalén, en pleno debate sobre la paz entre palestinos e israelíes, y el futuro de dicha ciudad. Comienza así la Segunda Intifada, en la que palestinos y fuerzas de seguridad israelíes se vieron enfrentadas, produciéndose la muerte de personas de ambos bandos, producto de ataques suicidas, tiroteos y manifestaciones. Producto de este conflicto, se instalaron numerosos controles fronterizos, restringiendo el acceso a Israel desde la Franja de Gaza. 

Desde 2001, el bloqueo aéreo, naval y terrestre en la Franja de Gaza por parte de Israel sigue en pie (tal y como ya expresó que seguiría el primer ministro israelí, Bejamín Netanyahu), así como el férreo control del territorio y los habituales bombardeos sobre la zona, como medio de represión al pueblo palestino. 

LA OPINIÓN:

El conflicto de la franja de Gaza no deja de ser un tema sumamente delicado, puesto que están en juego vidas humanas diariamente. Aunque no tengo un posicionamiento claro en el asunto en cuestión, sí es cierto que tengo varias ideas, que trataré de exponer a continuación.

Por una parte, es cierto que en 1945 podría haber existido un fuerte sentimiento, cómo decirlo, ¿de pena hacia el pueblo judío? Por decirlo de algún modo, el mundo se puso en el lugar de los judíos, y sintió que ese pueblo castigado merecía al fin un hogar y una vida digna en su lugar de origen histórico. ¿Quién iba a ser el desalmado que les privaría a los judíos de eso? Así pues, se ejecutó la partición del antiguo Mandato Británico de Palestina y, al fin, los judíos tuvieron un territorio en el que vivir y desarrollarse como nación. El precio fue que se les privó a los palestinos de parte de su territorio, hecho que causó el descontento general en Palestina, como era y es de esperar. 

Por otra, una simple pregunta. ¿Es necesaria la creación de un país para los integrantes de una determinada religión? Es decir, y me explico, cristianos hay a lo largo y ancho de este mundo, al igual que musulmanes, y miembros de otras muchas religiones, más o menos multitudinarias, con más o menos devotos, fieles o seguidores. ¿Qué pensaríamos si mañana mismo el Papa Benedicto XVI convocase a todos los cristianos católicos del planeta para que se congregasen y juntasen, con el fin de reclamar un territorio en el que asentarse como nación? Resultaría bastante absurdo, e igual de absurdo nos había resultado en 1945, pues estaríamos renunciando a la multiculturalidad. Incluso, visto desde cierta perspectiva, se estaría ponderando la separación entre personas de distintas religiones, con el riesgo del desarrollo de ideologías extremistas de rechazo a otras religiones, y el riesgo de volver a los oscuros años medievales de las cruentas y caóticas Cruzadas. Claro, nos topamos de nuevo con ese pueblo judío desolado y desamparado tras el holocausto. Situaciones distintas, eran otros tiempos.

Otro problema es la cuestión del apoyo internacional a los partícipes en el conflicto. Todos sabemos que los EEUU han estado y están de parte de Israel, y que mientras ese apoyo siga en pie, Israel tendrá una y más razones para seguir sometiendo a progresivos y cruentos ataques de artillería a la Franja de Gaza. Palestina apenas cuenta con apoyos. Ni siquiera la Liga Árabe toma cartas en el asunto, dado que Palestina (miembro de la Liga Árabe con la representación de la OLP desde 1976) es un país que depende demasiado de la ayuda extranjera y que carece de un número importante de recursos como petróleo o minerales diversos. No hay intereses económicos puestos en Palestina, y por tanto, tampoco los habrá políticos. 

La cuestión es si se le debe permitir a Israel lo que está haciendo. No es ético, no es moral, no es justo. Muere gente diariamente, ¡mueren niños! Niños palestinos cuyo único delito ha sido nacer en ese territorio en conflicto, herederos de una lucha que ni siquiera logran comprender. Es hora de poner fin a esta pelea que tantísimas vidas se ha cobrado desde 1948, y que tantísimas más se cobrará día a día si la comunidad internacional no actúa de forma racional de una vez por todas. Por una Franja de Gaza libre de baños de sangre. 




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